jueves, 12 de febrero de 2009

Informe ISAAA: Los cultivos biotecnológicos se afianzan en su segunda década de crecimiento

NAIROBI, KENIA (11 de febrero de 2009). Las cosechas biotecnológicas (también llamadas modificadas genéticamente o transgénicas), impulsadas por las políticas de diversos países en apoyo a la sostenibilidad alimentaria, se han consolidado en una segunda oleada de adopción importante que contribuirá a un crecimiento global sostenido de los cultivos biotecnológicos en su segunda década de comercialización (2006-2015), según el Instituto Internacional de Adquisición de las Aplicaciones Biotecnológicas (ISAAA en inglés). El número de agricultores que cultivaron semillas modificadas genéticamente creció en 1,3 millones en 2008, quienes cultivaron 10,7 millones de nuevas hectáreas, según el informe ISAAA Estado global de los cultivos biotecnológicos en 2008.

En su estudio anual, el ISAAA publica que 13,3 millones de agricultores de 25 países cultivaron 125 millones de hectáreas de cultivos biotecnológicos el año pasado, lo que representa -en su decimotercera campaña de aumento sostenido-, multiplicar por 72 veces la superficie inicialmente cultivada en 1996. En 2008 se superaron los 800 millones de hectáreas acumuladas, justo tres años después de que se pasara la barrera de los primeros 400 millones de hectáreas cultivadas (1 billón de acres), un hito que tardó una década en llegar.

Lo más remarcable de 2008 es el comienzo de los cultivos biotecnológicos en países africanos como Egipto y Burkina Faso. África es considerada la barrera final para los cultivos biotecnológicos y quizás es el continente que puede verse más beneficiado por ellos. En 2008 se cultivaron en Egipto 700 hectáreas de maíz Bt y en Burkina Faso se cultivaron 8.500 hectáreas de algodón Bt. A estos dos países se une Sudáfrica, donde se vienen cultivando desde 1998 algodón, maíz y soja genéticamente modificados.

“Las perspectivas de aumento de cultivo son alentadoras”, comenta Clive James, director y fundador del ISAAA y autor de este informe. “La experiencia positiva en estos nuevos nichos regionales en el Sur, el Norte y el Oeste de África podría ayudar a abrir camino para que otros países vecinos tomen ejemplo. A esto se añade que los líderes poíticos están contemplando la biotecnología cada vez más como una tecnología clave para solucionar problemas tan serios como la seguridad y sostenibilidad alimentaria”.

Como ejemplo, los líderes del G8 reconocieron en 2008 por primera vez la relevancia de las cosechas biotecnológicas y abogaron por “acelerar la investigación y el desarrollo y por incrementar el acceso a las nuevas tecnologías agrícolas para aumentar la productividad. Promoveremos todas las tecnologías basadas en criterios científicos, incluyendo la contribución de las variedades de semillas desarrolladas a través de la biotecnología”.

La Unión Europea también está de acuerdo en que las cosechas biotecnológicas “pueden jugar un papel clave en paliar los efectos de la actual crisis alimentaria”.

En China, el primer ministro Wen Jiabao ha comentado recientemente que “para solucionar la crisis alimentaria actual tenemos que confiar en la ciencia y la tecnología, confiar en la biotecnología, confiar en los organismos modificados genéticamente”. Para demostrarlo, China ha destinado 3.500 millones de dólares en los últimos 12 años a investigación en Biotecnología. Como ejemplo el arroz modificado genéticamente, que ha sido ya desarrollado y ensayado en China, y que tiene el potencial de incrementar la productividad en 100 dólares por hectárea y que beneficiará aproximadamente a 440 millones de personas en todo el país.

“Las cosechas biotecnológicas han hecho dos contribuciones importantes a la seguridad global alimentaria”, comenta Clive James. “Primero han incrementado la productividad, lo que aumenta asimismo la accesibilidad a los alimentos. Segundo, han reducido los costes de producción, lo que en última instancia ayuda a reducir los precios de los alimentos. En 2050 9.200 millones de personas necesitarán comer. En este escenario la biotecnología juega un papel fundamental en satisfacer las necesidades crecientes de alimentos”.

Por otro lado, la biotecnología está comenzando a ofrecer soluciones para los retos crecientes relacionados con la sequía en el África subsahariana y Latinoamérica. La sequía es el primer obstáculo frente al incremento de la productividad. Por ejemplo, Argentina se enfrenta en la actualidad a una sequía tan severa que los agricultores han sufrido grandes pérdidas en sus cosechas de trigo. Los cultivos tolerantes a la sequía, particularmente el maíz, son una realidad emergente con semillas que se espera sean comercializadas en Estados Unidos en 2012 y en África en 2017.

Cuando termine la segunda década de comercialización de cultivos biotecnológicos, en 2015, el ISAAA predice que se habrán cultivado 1.600 millones de hectáreas. Más de 200 millones de hectáreas de cultivos biotecnológicos serán cultivadas cada año en un total de 40 países. Otros indicadores sugieren una nueva oleada de adopciones que incluirá los siguientes hitos:

- Bolivia, el noveno país biotecnológico en América Latina y el octavo productor mundial de soja cultivó 600.000 de soja tolerante a herbicidas, permitiendo a sus agricultores conseguir los mismos beneficios que sus vecinos de Brasil y Paraguay.

- Como consecuencia de la creciente adopción de variedades que incluyen dos o más modificaciones genéticas en la misma planta, se registró un aumento rápido en el número de hectáreas virtuales donde se emplean características biotecnológicas, lo que en 2008 representaría otros 22 millones de hectáreas virtuales en 10 países donde están autorizadas. A modo de ejemplo, si un país cultiva 3 millones de hectáreas, pero en un tercio de la superficie cada planta incluye dos modificaciones genéticas,la superficie real cultivada son 3 millones de hectáreas, mientras que las hectáreas virtuales cultivadas serían 4 millones

- Un nuevo cultivo biotecnológico, la remolacha tolerante a herbicidas, fue sembrada comercialmente en Estados Unidos y Canadá por primera vez en 2008. Cerca de 258.000 hectáreas, el 59% del porcentaje de cultivo global de remolacha, contenían esta modificación genética en su primer año de cultivo a gran escala, lo que muestra el gran interés entre los agricultores por esta tecnología.

- Brasil y Australia cultivaron nuevas variedades modificadas genéticamente aprobadas previamente en otros países. Brasil, el tercer productor mundial de maíz, cultivó 1,3 millones de hectáreas de maíz Bt en 2008, mientras Australia cultivó por vez primera colza tolerante a herbicidas.

- Mientras Francia no sembró cultivos biotecnológicos en 2008, otros siete países de la Unión Europea incrementaron el porcentaje de cultivo en un 21% para superar de nuevo la barrera de las 100.000 hectáreas cultivadas, algo que ya sucedió por primera vez en 2007. Estos países son, por orden de importancia en hectáreas de cultivo: España, República Checa, Rumanía, Portugal, Alemania, Polonia y Eslovaquia.

- El número de productores que se están beneficiando con esta tecnología pronto dará un salto dramático. Noticias desde China indican que el uso de algodón Bt para controlar la plaga de oruga de las cápsulas está siendo aplicado también a otros cultivos como maíz, trigo y otros vegetales, lo que permitirá que 10 millones de agricultores potenciales se beneficien de esta tecnología.

Este informe está enteramente financiado por dos instituciones europeas. La primera es la Fundación Ibercaja, uno de las más importantes entidades bancarias españolas afincada en el valle del Ebro, la región más importante de cultivo de maíz de España. La segunda es la Fundación italiana Bussolera-Branca, que apoya el intercambio de información y descubrimientos sobre Biotecnología para ayudar a la toma de decisiones de una sociedad globalizada.

Biotecnología y sostenibilidad

Además de su contribución a los temas de seguridad alimentaria, las cosechas biotecnológicas tienen un importante papel que jugar a la hora de aliviar el impacto ambiental y en mejorar la sostenibilidad de la producción agrícola. El arroz resistente a insectos, por ejemplo, tiene el potencial de beneficiar a alrededor de 1.000 millones de personas.

• Las cosechas biotecnológicas han contribuido a aumentar la accesibilidad alimentaria al incrementar la producción en 141 millones de toneladas entre 1996 y 2007.

• Las cosechas biotecnológicas ayudan a conservar la biodiversidad. Hubiera sido necesario roturar 43 millones de hectáreas extra de tierras de cultivo para crear la producción extra de 141 millones de toneladas generada por las cosechas biotecnológicas.

• Con el 70% de los habitantes de los países en desarrollo dependiendo de la agricultura y con una renta tan baja como un dólar al día, las cosechas biotecnológicas podrían contribuir a la sostenibilidad económica y al alivio de la pobreza. En los países en desarrollo la agricultura es la responsable de una parte sustancial del Producto Interior Bruto. Los incrementos de productividad agrícola de las cosechas biotecnológicas son evidentes. Como ejemplo:

o La investigación en India, China, Sudáfrica y Filipinas muestra cómo las cosechas biotecnológicas han aumentado su productividad de 115 a 250 dólares por hectárea. Globalmente, unos 12 millones de agricultores de países en desarrollo se beneficiaron de las cosechas biotecnológicas en 2008.

o Por otra parte, el beneficio económico neto para los agricultores biotecnológicos en 2007 fue de 10.000 millones de dólares, 6.000 millones en países en desarrollo y 4.000 millones en países industrializados. En el periodo que va de 1996 a 2007 el beneficio económico global fue de 44.000 millones de dólares, dividido en partes iguales entre países industrializados y en desarrollo.

• Las cosechas biotecnológicas han reducido ya de forma sustancial el impacto medioambiental de la agricultura reduciendo el uso de fitosanitarios, ahorrando en combustibles fósiles y reduciendo la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera y contribuyendo a frenar la erosión de la tierra. Concretamente, entre 1996 y 2007 los cultivos modificados genéticamente ahorraron el uso de 359.000 toneladas de fitosanitarios.

• Los beneficios medioambientales asociados a las cosechas biotecnológicas también han contribuido a reducir el efecto de los gases invernadero. Solamente en 2007 el dióxido de carbono ahorró 14.200 millones de kilos, una cifra equivalente a sacar de las carreteras a 6,3 millones de vehículos en todo el mundo durante ese año.
http://www.isaaa.org

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