domingo, 27 de marzo de 2011

El desarrollo rural tiene que adaptarse al cambio climático


Proagro inició en enero de este año la segunda fase que durará hasta junio del 2014, con el fin de aprovechar las experiencias exitosas de la primera fase e introducir reformas bajo el concepto de de-sarrollo agropecuario sustentable en tiempo del cambio climático. Cuenta con un presupuesto de seis millones de euros de la cooperación trinacional Bolivia, Alemania y Suecia. El programa parte de la información sobre la pobreza en Bolivia que se concentra en áreas rurales secas, donde la agricultura es fundamental para asegurar la sobrevivencia de las familias. El agua es un factor central para el desarrollo. Su disponibilidad, distribución equitativa y uso eficiente para el consumo diario y el riego agrícola es indispensable. El coordinador de Proagro, Thomas Heindrichs, explica que si bien el uso del agua debe ser integrado y combinado con sistemas de producción y comercialización agropecuaria eficientes y rentables, el desafío actual es tomar en cuenta el cambio climático en todas las medidas. Acceso al agua es el objetivo. Asegurar la sustentabilidad de los logros obtenidos y fortalecer la resiliencia de pequeños productores agropecuarios y de la producción agropecuaria son objetivos centrales del desarrollo local. Los municipios del Chaco, Norte de Potosí y Valles mesotérmicos son espacios privilegiados para avanzar. Las comunidades campesinas se hallan alejadas de los caminos principales. El término resiliencia, en ecología, indica la capacidad de absorber perturbaciones y poder regresar a su estado original una vez que la perturbación terminó. La falta de agua es notoria en las regiones donde tiene incidencia Proagro. Cosechar el agua de lluvia se convierte en la principal acción. Proagro, en el Norte de Potosí, logró que 1.000 familias dispongan de agua por atajados. “A los productores locales los apoyamos en construir un atajado; invertimos hasta el 40% de los costos y en conservar el área de aporte del agua para llenar el atajado. Les ayudamos en cómo usar el agua para la producción. El aporte del municipio es del 40% de la inversión y conseguir expertos que acompañen el proceso, con el fin de que aprendan y después repliquen la experiencia”. Los que reciben el atajado brindan mano de obra con materiales de la zona, explicó Heindrichs. ¿Cuál la diferencia entre un atajado y una pequeña represa? Ambos son desarrollos de agua. Pero el atajado no es para un riego permanente, se puede usar si la temporada de lluvias ha terminado y se precisa dar un riego temporal para asegurar la cosecha. Es pequeño y para una familia. “Una represa se construye cerca de un río para llenar más rápido y tiene otras funciones. Un atajado es más ágil”, indica el experto. “Las familias ahora son responsables de mantener sus sistemas”. Este trabajo se realiza de manera coordinada con los campesinos porque son ellos quienes conocen la zona, las fuentes de agua y necesidades de riego. El conocimiento técnico se une al ancestral, enfatiza Heindrichs. Se necesita la participación de autoridades municipales y departamentales para coordinar planes de manejo integrado de cuencas. A la fecha apoyaron la creación de 12 planes. Así la cosecha es segura, tienen más ingresos y seguridad alimentaria. Proagro inicia la fase II Para contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida en las áreas rurales, los gobiernos de Bolivia y Alemania acordaron concentrar y aunar sus esfuerzos de cooperación en el sector agropecuario. El Gobierno alemán encargó a la Cooperación Técnica Alemana (GTZ) la realización del Programa de Desarrollo Agropecuario Sustentable (Proagro), con el objetivo de contribuir a mejorar las correlaciones de los programas nacionales para el fomento del desarrollo agropecuario sustentable y lograr así que sus servicios beneficien a la población rural con eficiencia y calidad. A la fase II (2011-2014) se incorpora Suecia. Enlace : http://www.la-razon.com/version_fi.php?ArticleId=616&EditionId=2480&ids=6

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