LA PAZ, 20 de agosto (Tierramérica) – ¿Qué tienen en común la empresa textil más grande Bolivia, una cooperativa de cacao orgánico y un albergue de turistas administrado por un indígena en el Amazonas? La respuesta yace en el camino inestable pero inspirador que ellos están tomando hacia la producción sostenible.
En las fábricas de la compañía boliviana AMÉRICA TEXTIL S.A. (AMETEX), aún los interruptores de luz le invitan a “ahorrar energía”. La empresa dice estar comprometida a optimizar sus procesos de producción, reduciendo los contaminantes, ahorrando recursos y reciclando insumos y materiales.
Localizada en La Paz, AMETEX es la fábrica textil más grande de Bolivia. Más de 3.000 trabajadores producen entre 150 y 190 toneladas de textiles por mes, el 85% de éstos para el mercado estadounidense. Todas sus fábricas están orientadas hacia la producción sostenible, conforme a la Ley del Medio Ambiente.
Pero adicionalmente a esto, AMETEX tiene su propio marco regulatorio de trabajo -el Manual sobre el Medio Ambiente- cuyo cumplimiento es supervisado por su Departamento de Medio Ambiente, Seguridad Industrial y Salud Ocupacional. La corporación está involucrada en toda la cadena de producción, salvo el cultivo de la materia prima, el algodón.
HILASA, una fábrica que procesa algodón para producir hilo, tiene un sistema de reciclaje que hace uso incluso de las fibras más cortas, según le dijo Marcelo Gorriti, jefe del Departamento de Medio Ambiente, a Tierramérica.
En UNIVERSALTEX, dedicada a los tejidos y acabados de telas de algodón, fue instalada una máquina automática para químicos y tintes a fin de ahorrar en insumos. “Trabajamos con tintes 100% orgánicos”, dijo Gorriti.
Otras fábricas administradas por la corporación, involucradas en la confección de prendas de vestir y las exportaciones son MATEX y MEX, las cuales han experimentado con la reutilización de agua en sus sistemas de aire acondicionado.
Los retazos de tela del corte y la confección también son reutilizados. Van a la fábrica SELTEX, la cual los usa como materia prima para aproximadamente 80.000 cubrecamas que produce mensualmente.
Estos procesos son el resultado de una inversión -que la corporación no discute- pero que es evidente en la maquinaria. Existe el sistema Goler, el cual optimiza el uso del agua, combustible y químicos, y reduce el volumen de las emisiones de contaminantes. También se aplican las tecnologías EP3 (Proyecto de Prevención de la Contaminación Ambiental), a fin de limitar el consumo de energía.
EP3 es un programa de transferencia de tecnología de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), inicialmente implementada en Bolivia por la Cámara Nacional de Industrias.
CACAO LIBRE DE QUÍMICOS
La Cooperativa de cacao orgánico “EL CEIBO” ofrece una variedad de productos hechos de este producto ancestral de las Américas, cultivado solo con la intervención de la mano humana, agua y tierra.
EL CEIBO creó el Programa de Implementación de Agroecología y Forestería (PIAF) para cuidar el medio ambiente, dijo a Tierramérica el Presidente del Concejo Administrativo de la compañía, Mario Choque.
El PIAF tiene como objetivo evitar la degradación del suelo y asegurar la alta calidad biológica de la materia prima. También promueve valores como ser el respeto por la vida, la equidad, solidaridad y el apoyo al colega como algo fundamental para desarrollar el potencial de los productores.
EL CEIBO comenzó sus operaciones en 1977 con 12 familias de pequeña agricultura. Ahora tiene unas 800 familias en las regiones de El Alto, Beni y los Yungas, en la provincia occidental de La Paz.
La cooperativa se enorgullece de exportar 500 toneladas de cacao orgánico y productos como dulces cubiertos de chocolate y barras energéticas a Alemania, Nueva Zelanda, Suiza y Japón.
EL CEIBO dirigió la creación del Comité Nacional de Productores de Cacao, con los miembros de varias provincias del país. Juntos esperan inculcar los valores de la producción sostenible.
“En los años ´60 y ´70, las asociaciones de productores de cacao eran sujetos de explotación por los intermediarios del comercio de chocolate. Los productores dependían de ellos, sobre cualquier precio que ellos querían pagar y de cualquier tratamiento que ellos querían dar”, dice Choque.
Hoy en día, las familias involucradas en EL CEIBO están a cargo de la producción sostenible, comenzando con la plantación y continuando con la cosecha, la fermentación, el secado y la entrega a la cooperativa, incluyendo la poda y el control de pestes.
HOSTAL EN LA SELVA
En San José de Uchupiamonas, en la Amazonía Boliviana, el ecoturismo tiene “cara indígena”. Los Josesanos, de la gente Quechua-Tacana, han encontrado una vena económica que es más rica que el petróleo. Ellos han construido el Hostal Ecológico Chalalán a orillas de la laguna del mismo nombre.
Cada año, más de 1.000 turistas vistan esta “isla” en el medio del mar de vegetación en el Parque Nacional Madidi, el cual es el hogar de 1.000 especies de aves, 6.000 variedades de plantas, 300 clases de mamíferos y al menos 200 especies de anfibios.
Los visitantes están atraídos por la aventura de un viaje de 5 horas en bote sobre los ríos Beni y Tuichi, que los llevan al Hostal, donde les esperan cabañas de bambú y palma.
La empresa fue promovida en los años ´90 como una fuente alternativa de ingreso para 100 familias locales que se dedicaban a la cacería y a cortar árboles. En aquel entonces, la mayoría de la gente joven pensaba solamente en mudarse a la ciudad.
Tomando el nombre de la laguna Chalalán, los fundadores invirtieron todos sus ahorros y esfuerzo en el proyecto, con el objetivo de distribuir equitativamente las acciones entre las familias locales y las instituciones.
El paquete de ecoturismo incluye alojamiento, con una capacidad de 24 camas, en el medio del Madidi (el área protegida con más biodiversidad de Bolivia), guías bilingües, transporte y comidas hechas de alimentos producidos por la comunidad local.
La iniciativa mejoró los ingresos de las familias involucradas, así como también el acceso a educación y a documentación oficial de sus títulos de propiedad de tierras, dijo a Tierramérica Guido Mamani, uno de los fundadores.
Otros beneficios fueron la instalación de agua, sistemas sanitarios y de teléfonos en cada hogar: paneles solares y computadoras para la escuela, la expansión del nivel de educación secundario y el equipamiento de un centro de salud.
(*) Originalmente publicado por los periódicos Latinoamericanos que son parte de la red Tierramérica. Tierramérica es un servicio de noticias especializadas producidas por IPS con el respaldo del Programa de Desarrollo de la Naciones Unidas, El Programa del Medioambiente de las Naciones Unidas y el Banco Mundial. Se puede reproducir citando la fuente.
Traducción libre: Lic. Claudia Lino C. Pasante Nacional IBCE
En las fábricas de la compañía boliviana AMÉRICA TEXTIL S.A. (AMETEX), aún los interruptores de luz le invitan a “ahorrar energía”. La empresa dice estar comprometida a optimizar sus procesos de producción, reduciendo los contaminantes, ahorrando recursos y reciclando insumos y materiales.
Localizada en La Paz, AMETEX es la fábrica textil más grande de Bolivia. Más de 3.000 trabajadores producen entre 150 y 190 toneladas de textiles por mes, el 85% de éstos para el mercado estadounidense. Todas sus fábricas están orientadas hacia la producción sostenible, conforme a la Ley del Medio Ambiente.
Pero adicionalmente a esto, AMETEX tiene su propio marco regulatorio de trabajo -el Manual sobre el Medio Ambiente- cuyo cumplimiento es supervisado por su Departamento de Medio Ambiente, Seguridad Industrial y Salud Ocupacional. La corporación está involucrada en toda la cadena de producción, salvo el cultivo de la materia prima, el algodón.
HILASA, una fábrica que procesa algodón para producir hilo, tiene un sistema de reciclaje que hace uso incluso de las fibras más cortas, según le dijo Marcelo Gorriti, jefe del Departamento de Medio Ambiente, a Tierramérica.
En UNIVERSALTEX, dedicada a los tejidos y acabados de telas de algodón, fue instalada una máquina automática para químicos y tintes a fin de ahorrar en insumos. “Trabajamos con tintes 100% orgánicos”, dijo Gorriti.
Otras fábricas administradas por la corporación, involucradas en la confección de prendas de vestir y las exportaciones son MATEX y MEX, las cuales han experimentado con la reutilización de agua en sus sistemas de aire acondicionado.
Los retazos de tela del corte y la confección también son reutilizados. Van a la fábrica SELTEX, la cual los usa como materia prima para aproximadamente 80.000 cubrecamas que produce mensualmente.
Estos procesos son el resultado de una inversión -que la corporación no discute- pero que es evidente en la maquinaria. Existe el sistema Goler, el cual optimiza el uso del agua, combustible y químicos, y reduce el volumen de las emisiones de contaminantes. También se aplican las tecnologías EP3 (Proyecto de Prevención de la Contaminación Ambiental), a fin de limitar el consumo de energía.
EP3 es un programa de transferencia de tecnología de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), inicialmente implementada en Bolivia por la Cámara Nacional de Industrias.
CACAO LIBRE DE QUÍMICOS
La Cooperativa de cacao orgánico “EL CEIBO” ofrece una variedad de productos hechos de este producto ancestral de las Américas, cultivado solo con la intervención de la mano humana, agua y tierra.
EL CEIBO creó el Programa de Implementación de Agroecología y Forestería (PIAF) para cuidar el medio ambiente, dijo a Tierramérica el Presidente del Concejo Administrativo de la compañía, Mario Choque.
El PIAF tiene como objetivo evitar la degradación del suelo y asegurar la alta calidad biológica de la materia prima. También promueve valores como ser el respeto por la vida, la equidad, solidaridad y el apoyo al colega como algo fundamental para desarrollar el potencial de los productores.
EL CEIBO comenzó sus operaciones en 1977 con 12 familias de pequeña agricultura. Ahora tiene unas 800 familias en las regiones de El Alto, Beni y los Yungas, en la provincia occidental de La Paz.
La cooperativa se enorgullece de exportar 500 toneladas de cacao orgánico y productos como dulces cubiertos de chocolate y barras energéticas a Alemania, Nueva Zelanda, Suiza y Japón.
EL CEIBO dirigió la creación del Comité Nacional de Productores de Cacao, con los miembros de varias provincias del país. Juntos esperan inculcar los valores de la producción sostenible.
“En los años ´60 y ´70, las asociaciones de productores de cacao eran sujetos de explotación por los intermediarios del comercio de chocolate. Los productores dependían de ellos, sobre cualquier precio que ellos querían pagar y de cualquier tratamiento que ellos querían dar”, dice Choque.
Hoy en día, las familias involucradas en EL CEIBO están a cargo de la producción sostenible, comenzando con la plantación y continuando con la cosecha, la fermentación, el secado y la entrega a la cooperativa, incluyendo la poda y el control de pestes.
HOSTAL EN LA SELVA
En San José de Uchupiamonas, en la Amazonía Boliviana, el ecoturismo tiene “cara indígena”. Los Josesanos, de la gente Quechua-Tacana, han encontrado una vena económica que es más rica que el petróleo. Ellos han construido el Hostal Ecológico Chalalán a orillas de la laguna del mismo nombre.
Cada año, más de 1.000 turistas vistan esta “isla” en el medio del mar de vegetación en el Parque Nacional Madidi, el cual es el hogar de 1.000 especies de aves, 6.000 variedades de plantas, 300 clases de mamíferos y al menos 200 especies de anfibios.
Los visitantes están atraídos por la aventura de un viaje de 5 horas en bote sobre los ríos Beni y Tuichi, que los llevan al Hostal, donde les esperan cabañas de bambú y palma.
La empresa fue promovida en los años ´90 como una fuente alternativa de ingreso para 100 familias locales que se dedicaban a la cacería y a cortar árboles. En aquel entonces, la mayoría de la gente joven pensaba solamente en mudarse a la ciudad.
Tomando el nombre de la laguna Chalalán, los fundadores invirtieron todos sus ahorros y esfuerzo en el proyecto, con el objetivo de distribuir equitativamente las acciones entre las familias locales y las instituciones.
El paquete de ecoturismo incluye alojamiento, con una capacidad de 24 camas, en el medio del Madidi (el área protegida con más biodiversidad de Bolivia), guías bilingües, transporte y comidas hechas de alimentos producidos por la comunidad local.
La iniciativa mejoró los ingresos de las familias involucradas, así como también el acceso a educación y a documentación oficial de sus títulos de propiedad de tierras, dijo a Tierramérica Guido Mamani, uno de los fundadores.
Otros beneficios fueron la instalación de agua, sistemas sanitarios y de teléfonos en cada hogar: paneles solares y computadoras para la escuela, la expansión del nivel de educación secundario y el equipamiento de un centro de salud.
(*) Originalmente publicado por los periódicos Latinoamericanos que son parte de la red Tierramérica. Tierramérica es un servicio de noticias especializadas producidas por IPS con el respaldo del Programa de Desarrollo de la Naciones Unidas, El Programa del Medioambiente de las Naciones Unidas y el Banco Mundial. Se puede reproducir citando la fuente.
Traducción libre: Lic. Claudia Lino C. Pasante Nacional IBCE
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