La zona afectada, de acuerdo a las denuncias, será la serranía de El Mutún, que alberga el yacimiento minero ferromanganeso, ubicado en la provincia Germán Busch, a 672 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz y a tan sólo 32 kilómetros de la ciudad fronteriza boliviana de Puerto Suárez con Corumbá (Brasil).
CONTAMINACIÓN
Trabajadores y técnicos de la empresa siderúrgica explicaron a EL DIARIO que en todo el proceso del proyecto minero, metalúrgico y siderúrgico, existe aún contaminación en cada una de sus etapas, generadora de posibles daños de aguas subterráneas, siendo imprescindible que la empresa de El Mutún y Jindal cumplan las políticas preventivas y de mitigación.
Para los profesionales denunciantes (quienes prefieren mantener su identidad en reserva por represalias) explicaron que el estudio debe ser consistente con tal que garantice la obtención de la certificación de protección del medio ambiente ISO 14000 e ISO 9001.
Especificaron que es prioritario que en la operación de explotación exista una “Gestión de Calidad”, la OHSAS 18001, referida a seguridad y salud ocupacional y la SA 8000 de “Responsabilidad Social”.
Lo preocupante es que desde las diferentes etapas integrales como ferrominería, metalurgia y siderurgia, suscritas con Jindal Steel para la explotación de El Mutún, éstas producen diversos elementos que causan daños ambientales a la atmósfera y la salud como ruido, polvo, humo, gases, sólidos o partículas en suspensión.
Las aguas superficiales y subterráneas, de acuerdo a la denuncia, son las que reciben mayor grado de contaminación la cual también afecta al terreno, por lo que, dijeron, se debe exigir el cumplimiento estricto de la norma boliviana sobre medio ambiente y las ISOs, pese a que la empresa Jindal apela al lema del “respeto y cuidado del medio ambiente”.
Adicionalmente, sostuvieron, el proyecto acarrea otros riesgos ambientales “graves” que involucran la construcción de una carretera y ferrovía, que conecte Puerto Suárez y El Mutún con Puerto Busch, este último a construirse sobre la margen derecha soberana de Bolivia en el río Paraguay, vecina al actual pontón inclinado que recibe esta denominación y atravesando el corredor Dionisio Foianini, sobre un área protegida muy frágil e hipersensible a la intervención humana, en particular la carretera.
LA OPERACIÓN
Según datos del contrato, la actividad minera produce ruido y polvo que se levantan en la voladura, transporte, descarga y acopio de la materia prima; igual que el uso de correas transportadoras, trituradoras y molienda. “También se produce polvos y sólidos en suspensión cuyos efectos deben remediarse instalando mangas y filtros”, agregaron los peritos en siderurgia.
Posteriormente, se argumentó que para entrar en la metalurgia, tanto en la producción de ‘pelets’ así como en la reducción directa y siderurgia, que son procesos pirometalúrgicos y consumidores de grandes cantidades de agua y energía, se producen gases contaminantes como el dióxido de carbono (C02) y anhídrido sulfuroso que provoca lluvia ácida.
Aunque afortunadamente, el azufre, no acompaña la composición química del gas natural boliviano es uno de los elementos indeseables. Además, existe exceso de fósforo en los minerales de exportación.
LICENCIA AMBIENTAL
Por parte del Estado, el viceministro de Medio Ambiente, Pablo Ramos, explicó que el proyecto carretero será ejecutado mediante un trabajo coordinado entre la Administradora Boliviana de Caminos (ABC), las Tierras Comunitarias de Origen (TCOs) y la Dirección de Medio Ambiente para que éste tenga un plan de manejo sostenible en la zona y así reducir el impacto ambiental.
Fuente : http://www.eldiario.net/
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