Con la eventual suspensión de los beneficios del ATPDEA para Bolivia, La Paz perdería posibilidades económicas y caería aún más en la tabla de posiciones de los departamentos que participan en el comercio exterior.
Entre enero y agosto de este año, La Paz se situó en el sexto lugar de las cifras de las exportaciones por departamento, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que muestran tres niveles de exportaciones para las regiones.
Tarija, con 1.378 millones de dólares; Santa Cruz, con 1.200 millones y Potosí con 951 millones, forman el primer pelotón, muy lejos del segundo grupo que está integrado por Cochabamba, con 267 millones, Oruro 264 millones y La Paz con 236 millones de dólares. En el tercero y último están Chuquisaca (123 millones), Beni (54 millones) y Pando (45 millones).
La posibilidad de que se pierdan los beneficios de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA) pone a La Paz en la perspectiva de pasar al pelotón de los departamentos menos exportadores, porque dejaría el sexto lugar para ocupar el séptimo. En efecto, los cálculos dicen que La Paz se perdería de exportar unos 150 millones de dólares, con lo cual quedaría por debajo de Chuquisaca y cerca de Beni.
En lo que brilla La Paz es en su participación en las importaciones. En efecto, los departamentos sureños de Perú tuvieron el último año un incremento de sus exportaciones con destino a La Paz de más de 50 por ciento, según datos divulgados en ese país.
La Paz se ha convertido en una economía exclusivamente consumidora, donde las principales actividades tienen que ver con el comercio de bienes producidos en otras partes. Así, aunque sea paradójico y reiterativo, en el comercio paceño es difícil encontrar productos paceños.
La fruta que se consume en este departamento es producida dentro del mismo, pero en proporciones que van en descenso. Los Yungas se están dedicando casi exclusivamente a la producción de coca, con lo que provocan que los cítricos para la sede del Gobierno tengan que llegar desde otras regiones del país o desde Perú.
La producción de papa ha disminuido en el departamento de La Paz, para alegría de los agricultores peruanos. Las truchas que se consumen en esta región son provistas por empresas peruanas. Las “pasankallas” de Copacabana son hechas directamente en Perú o fabricadas en Bolivia con maíz peruano.
Y está, por último, el caso de los miles de ciudadanos paceños que se dedican a la exportación de garrafas de GLP al Perú y a la importación de ropa usada de ultramar.
Este panorama tendría que servir para que las autoridades departamentales elaboren una estrategia dirigida a proponer que cada vez más ciudadanos de esta parte del país se incorporen al sector productivo de la economía nacional.
Una región que tiene todos los climas, que es dueña del altiplano más húmedo y fértil y del lago más alto del mundo y el mayor de Bolivia, que cuenta con caudalosos ríos amazónicos, minería y, sobre todo, una población trabajadora y sacrificada, debería figurar en los primeros puestos de las exportaciones.
El hecho de que La Paz esté a punto de ser el antepenúltimo departamento en esta tabla de posiciones tendría que hacer meditar a las autoridades del departamento más rico de Bolivia.
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